tú me conoces.
Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
aun a la distancia me lees el pensamiento.
Salmo 139:1-2
A diferencia de cuando tratamos con otros seres humanos, ante los cuales podemos guardar secretos o fingir ser quienes realmente somos, puesto que entre seres humanos solo podemos conocer los secretos de alguien cuando este los expresa. Para Dios no existen secretos por mucho que queramos disimularlos. Él conoce hasta nuestros más íntimos pensamientos y aún aquellas cosas de las que ni nosotros mismos somos conscientes.
Escrito para minutocristiano.blogspot.com