Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:8
¿Quién no ha oído acerca de la oración de fe? Sabemos que es el acto de confesar que recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador. Lo que significa que reconocemos que necesitabamos ser salvos por él y a cambio le ofrecemos nuestras vidas para que él gobierne sobre ella. De hecho la palabra señor es un sinónimo de amo, y de dueño también.
Es decir que cuando hacemos de Cristo nuestro Señor, estamos cediendo todo derecho de tomar nuestras propias decisiones y anteponer los intereses y deseos de Dios a los nuestros. Quiere decir que nos comprometemos a pensar y hacer SOLO aquello que le agrade a él aún cuando no estemos de acuerdo o prefiramos hacer otra cosa. La ventaja es que nuestro Dios no es un tirano y no nos dejará sin recompensa en esta vida y en la venidera si de buena gana y fielmente le obedecemos en todas las cosas.