Desde que nacemos, vivimos en un mundo gobernado por humanos, donde ciertas personas tienen poder y dominan sobre otras tantas, sea bajo el pretexto que sea. En tales circunstancias, es natural que queramos encajar en la sociedad para acceder a determinados privilegios. El problema es que por querer encajar, muchos renuncian a su propio criterio cediendole en control de sus vidas a otras personas.
En el nuevo testamento, los primeros cristianos padecieron persecución y muchos de ellos eran brutalmente masacrados por pensar diferente y promover las enseñanzas de Cristo. Sin embargo, ellos entendieron estas palabras del proverbista, y es que ciertamente el temer a los hombres, como dijimos antes, puede convertirse en un lazo. ¡Ciertamente es mejor confiar en Dios antes que en la gente!