Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Salmo 37:4
Roberto* era un adolescente que desde muy niño había sido llevado a la iglesia por sus padres y que con el tiempo se involucró en las actividades del templo, servir el Señor era para él lo que mas le hacía feliz. Un día se encontró casualmente con la hija del pastor, de la cual había estado enamorado y orándole al Señor desde hace mucho, entonces pasaron un rato muy agradable y nació una bonita amistad.
Como Roberto, muchas personas se deléitan en el servicio sagrado teniendo en cuenta que cuando nos ocupamos de los asuntos del Reino, Dios nos sorprende dandonos en su tiempo aquello que anhelamos por insignificante que parezca. Pues su Palabra no miente y en ella afirma que Dios tiene cuidado de los mínimos detalles de nuestras vidas.
* Nombre cambiado