18 de mayo de 2021

No hay secretos ante él


Señor, tú me examinas,
tú me conoces.
Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
aun a la distancia me lees el pensamiento.
Salmo 139:1-2

A diferencia de cuando tratamos con otros seres humanos, ante los cuales podemos guardar secretos o fingir ser quienes realmente somos, puesto que entre seres humanos solo podemos conocer los secretos de alguien cuando este los expresa. Para Dios no existen secretos por mucho que queramos disimularlos. Él conoce hasta nuestros más íntimos pensamientos y aún aquellas cosas de las que ni nosotros mismos somos conscientes.

Él nos hizo y nos conoce mejor que nadie, así que cualquier intento de justificarnos delante de él no es más que una pérdida de tiempo y un autoengaño. Lo más sensato es, como el salmista, reconocer nuestras verdaderas intenciones delante de él y pedirle que sea él ayudándonos con nuestras debilidades.
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