Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.
Eclesiastés 3:1
En la naturaleza vemos muchos ejemplos de cómo cada cosa tiene su tiempo. Por ejemplo: en algunas especies animales vemos que hay un tiempo definido para aparearse, criar e independizarse. Ciertamente Dios a través de estos procesos nos enseña que del mismo modo, debemos aprender a discernir los tiempos para cada asunto de nuestras vidas de modo que saquemos el mejor partido de todo.
La diferencia entre quienes triunfan y fracasan en la vida, depende en buena medida de qué tan conscientes nos hagamos de los tiempos y cómo nos preparemos para afrontar las situaciones que nos rodean, ya que una persona debidamente preparada es capaz de ver las oportunidades escondidas en las crisis y sacar lo mejor de ellas, puesto que Dios nos ha equipado con dones y talentos para salir adelante.
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