Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.
2 Corintios 9:8
Hace mucho tiempo, en una charla de la iglesia, escuché al predicador contar su testimonio de cómo había hecho para conseguir empleo después de haber buscado hasta el cansancio sin éxito; recuerdo que al final alguien le aconsejó que tomara su hoja de vida y le pidiera a Dios en oración que la tomara y le diera gracia delante de quien la recibiera para darle el mejor empleo y fué así como consiguió trabajo.
La gracia es cuando Dios te concede algo que le pides aunque no lo merezcas, o sea, gratis, como un regalo. Pasa lo mismo cuando somos salvos. Es cierto que Dios demanda que seamos "buenas personas", es decir, que nos amemos los unos a los otros; no por ser "buenos" vamos al cielo, ya que de una u otra manera pecamos y eso nos hace indignos, pero por su amor nos perdona y sin que lo merezcamos nos declara justos cuando creemos en él y le agradamos con nuestro estilo de vida.