—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38
Cierto día en la iglesia donde asisto, el pastor nos convocó a una jornada de evangelismo un domingo en la tarde, en el que fuimos hasta un parque cercano y cada quién se organizó en grupos para llevar un folleto y una reflexión a los presentes. Recuerdo que el chico con el que iba utilizó tan solo los diez mandamientos para predicar y ¡vaya sorpresa que hasta en eso somos hallados culpables!
No entraré en detalles por cuestiones de tiempo, pero el punto es que sea de manera consciente o inconsciente, todos pecamos y si Dios nos juzgara por nuestros actos seríamos hallados culpables y dignos del infierno. Por tanto es necesario que nos arrepintamos, es decir, que cambiemos nuestro estilo de vida y creamos en Jesucristo para que seamos perdonados y guiados por el Espíritu Santo hacia toda verdad.