De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.
2 Corintios 5:1
Hace tiempo conversaba con mi madre sobre las injusticias de la vida y cómo Dios se quedaba con los brazos cruzados ante la maldad de los seres humanos que cada vez va de mal en peor, recuerdo que en aquel entonces le respondí que si bien es cierto que han pasado muchos años en los que Dios ha permitido muchas cosas, también lo es que para él no ha pasado sino un instante.
El problema es que el daño está hecho, entonces ella me dijo que la muerte no es suficiente castigo para alguien que ha hecho tanta maldad, que debe haber un infierno. Sin embargo, ¿qué son diez, veinte u ochenta años comparado con los miles de millones de años de la eternidad? Si lo vemos en perspectiva, nuestra vida es efímera, algo que hoy está pero ya mañana se deshace, pero lo que Dios nos ofrece es eterno y cuando él restablezca el orden en su creación, los resultados serán definitivos, tanto así que lo que hoy vemos ni siquiera será recordado.