Despreciado y rechazado por los hombres,
varón de dolores, hecho para el sufrimiento.
Todos evitaban mirarlo;
fue despreciado, y no lo estimamos.
Isaías 53:3
Este es quizás uno de los versículos más tristes de la Biblia, ya que describe proféticamente la condición en la que unos quinientos años después iba a estar, sin merecerlo nuestro señor Jesucristo al cargar nuestros pecados para pagar por todos ellos en la cruz. Sin duda fue una condición terrible, ya que el mismo Jesucristo en Getsemaní tuvo miedo, sin embargo por su amo a Dios y a los seres humanos aceptó cumplir con su misión hasta el final.
Gracias a ello, podemos hoy acercarnos al trono de Dios y recibir el perdón por nuestros pecados sin necesidad de que un inocente cordero pague con su vida por nuestros crímenes y si guardamos sus mandamientos de corazón tenemos la promesa de vivir para siempre en un mundo nuevo restaurado por Dios donde no habrá maldad, enfermedades ni muerte.