Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.
Santiago 1:19
Para la temporada de las festividades de mi ciudad, la iglesia donde asisto organizó un retiro donde nos desconectaríamos del mundanal ruido para dedicarnos a fraternizar y estudiar la Palabra de Dios. Estando en el retiro estaba conversando con un hermano de la fe que me interrumpía a cada rato exponiendo su punto de vista sin dejarme terminar de expresar mi idea.
En la era de las comunicaciones se hace especialmente manifiesto el hecho de que todos tenemos algo que decir. No obstante, así como tenemos el derecho de ser escuchados, debe haber personas dispuestas a escuchar. Es por ello que el apóstol Santiago nos aconseja que antes de hablar y enojarnos estemos prestos a escuchar, a fin de poder analizar detenidamente el asunto que se nos plantea y poder enriquecer nuestro conocimiento con las experiencias de los demás.