Levítico 19:17-18
A veces nos puede pasar que veamos las injusticias que cometen o sufren personas a nuestro alrededor y que eventualmente consideremos al injusto como alguien despreciable, pero el Señor nos amonesta contra el guardar odios secretos, es decir, que no cedamos ante la tentación de despreciar a nuestro hermano, sino que pase lo que pase podamos expresar nuestro desacuerdo y deshacernos del rencor antes de que éste eche raices en nosotros.
En varias ocasiones la Biblia nos exhorta a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos e incluso a nuestros enemigos que buscan nuestro mal, tal como lo dice Jesucristo en los evangelios. Para lo cual es necesario que cuidemos nuestro corazón a fin de evitar que en él echen raíces la amargura, el rencor y el odio, de modo que nos contaminen y nos lleven a pecar. Esto es porque la santidad empieza por nosotros mismos y nuestra disposición de hacer lo bueno en todo tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.